¿Y al terminar qué? - Reflexión

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Recital final de carrera o máster terminados. Según el Currículum y el Diploma, hemos adquirido las destrezas necesarias para trabajar. Llega ese ansiado momento pero nos invaden sesaciones como: el alivio y la felicidad, de haber terminado una etapa tan productiva; la plenitud y la satisfacción, por nuestro progreso personal y como intérpretes; y posiblemente también, el vértigo y el miedo al fracaso. 

Comienza la etapa que probablemente determinará nuestro futuro profesional y vital a largo plazo (nada que no hayan superado las generaciones anteriores pero genera igualmente incertidumbre). Es un periodo lleno de tareas proactivas, que necesitan de nuestra iniativa. Se deja atrás la zona de confort de estudiante y comienza la peregrinación hasta la siguiente zona, la vida profesional consolidada con un trabajo digno.

Es para algunos la vuelta a la inestabilidad del Bachillerato, a aquel momento tan trascendental donde en la misma mañana queríamos estudiar química, al rato derecho y ya a última hora decidíamos que ni de broma, que el superior de música, que es lo más sensato. Es esta nueva etapa la de:

- Definir a qué puestos aspirar (a qué audiciones sí ir y las que ya se nos hacen grandes).

- Audicionar para infinidad de trabajos: desafortunadamente la realidad es tozuda y la gran mayoría distan mucho en conficiones laborales y prestigio del sueño que teníamos.

- Apuntarse a un sindicato: sí, esas organizaciones que teóricamente defienden los derechos de los trabajadores.

- Experimentar el maravilloso mundo de los concursos/oposición.

- Descubrir las convocatorias de bolsas de trabajo (alias enviar papeles): esos sistemas de selección de personal arbitrarios por medio de un baremo de puntuación. Es tan exótico que si se lo explicamos a algún colega extranjero, por muy bueno que sea nuestro inglés, no llega a entenderlo. Suelen preguntar insistentemente: "pero además de inscribirte y enviar el CV, ¿no hay audición, no hay que tocar para conseguir el trabajo?" Y tú respondes, no, que va, sólo hay que mandar papelitos cuñados y firmados (compulsados) por un funcionario, y con traducción jurada si no son español. Ah, y esos sistemas de puntuación son genuinos y particulares de cada ayuntamiento o consejería (puede que los papelitos valgan distinto, o algunos no valgan o directamente no cumplas algún requisito). El colega empieza a entenderlo cuando comparas el sistema de selección con los puntos de la TRAVEL... Pero insiste, ¿y cómo saben si eres bueno o no tocando y como profesor?

- Leer el enunciado de los temarios de oposición (momento "no puede ser"): también es buen tema de conversación con colegas extranjeros. Explicarles que para trabajar en una banda de música profesional, la audición es lo más fácil, lo que lleva menos esfuerzo. Lo realmente importante y que define tu nivel como instrumentista son las docenas de temas sobre legislación y funcionamiento de la administración que hay que estudiarse. La ginda a la conversación viene al decirle que si la audición es en Valencia, Cataluña, Baleares, Euskadi, Navarra o Galicia, además necesitas otro papelito que diga que hablas valenciano, catalán, euskera o gallego respectivamente.

- Sobrevivir: volver a casa o quedarse en el piso de estudiantes; trabajar en un super o dando 4h semanales de clases en una escula o en casa; empezar a conseguir papelitos para sumar puntos de los de antes o pasar de todo.

- Gestinar la presión: mantener el hábito de estudio y evadirse de la competividad y comparación constante.

- Mantener la agenda: evitar la monotonía y programar conciertos, ensayos y audiciones.

- Ser feliz: convivir con la nueva situación y luchar por tus objetivos.

Quizá las claves de esta etapa son: evadirse de la presión y las prisas; fortalecer el hábito de estudio; programar conciertos; y no dejar para mañana las cuestiones burocráticas y de oficina.

Seguro que se me escapan muchos aspectos clave que os invito a describir a través de un comentario en este post. Muchas gracias!


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